El siguiente texto cuenta con diversas versiones en los libros y ahora en la web, desconozco su autor (a), pero con este ejemplo sencillo usted podrá notar la importancia de una buena puntuación a la hora de enviar un mensaje escrito.
El testamento de Martín
Antes de morir Martín hace un testamento pero olvida colocar la puntuación; por consiguiente, Pedro, Juan, el sastre y los abogados puntúan según sus propios intereses. ¿Cómo puntuarías tú?
Testamento:
Dejo mi herencia a mi hermano Pedro no a mi hermano Juan tampoco jamás pagaré la cuenta al sastre a los abogados nada todo lo dicho es mi deseo
La puntuación de Pedro:
Dejo mi herencia a mi hermano Pedro. No a mi hermano Juan; (o punto) tampoco, jamás pagaré la cuenta al sastre. A los abogados nada. Todo lo dicho es mi deseo.
La puntuación de Juan:
¿Dejo mi herencia a mi hermano Pedro? No. A mi hermano Juan. Tampoco, jamás pagaré la cuenta al sastre. A los abogados nada. Todo lo dicho es mi deseo.
La puntuación del sastre:
¿Dejo mi herencia a mi hermano Pedro? No. ¿A mi hermano Juan? Tampoco, jamás. Pagaré la cuenta al sastre. A los abogados nada. Todo lo dicho es mi deseo.
La puntuación de los abogados:
¿Dejo mi herencia a mi hermano Pedro? No. ¿A mi hermano Juan? Tampoco. Jamás pagaré la cuenta al sastre. ¿A los abogados nada? ¡Todo! Lo dicho es mi deseo.
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Lo invitamos a qué si tiene otra forma de puntuar este texto la comparta con nosotros. ¡Gracias!
Tomado del libro Ortografía páginas 153 y 211. Ed. La casa del Diccionario